Trump es electo presidente de Estados Unidos, otra vez.
A todos los que leen mis escritos y visitan mis redes sociales:
Contrario a mi creencia, expectativa y esperanza, un narcisista, convicto en espera de sentencia por abuso sexual, un mentiroso patológico, ha sido electo a la presidencia de Estados Unidos, algo que demuestra una vez más la posibilidad para equivocarnos, aún teniendo razón; también me equivoqué en las recientes elecciones de Panamá donde un declarado corrupto, convicto y prófugo, escogió al candidato, lo ungió y llevó al triunfo.
Independientemente de los hechos y de la realidad, la mayoría votante ha escogido al peor candidato y ese resultado democrático se tiene que aceptar. El Senado norteamericano estará bajo el control republicano y posiblemente la Cámara de Representantes también, de mantenerse el ritmo de la votación.
No voy a tratar de explicar las causas de este demoledor resultado. Son complejas y son muchas. Me limitaré a comentar que lo que se aproxima, por lo inédito, puede representar el peor momento político-constitucional en la historia de Estados Unidos.
Para el mundo, el resultado de la elección norteamericana representa un "shock" monumental. Los aliados tradicionales de ese país deben estar traumatizados a raíz de las pasadas declaraciones del recién electo presidente, considerando a la N.A.T.O. obsoleta mientras elogiaba a dictadores y gobiernos autoritarios como los de Rusia y Corea del Norte.
También provoca preocupación el efecto que esta administración tendrá sobre la presente Constitución de Estados Unidos, a raíz de las declaraciones hechas durante los últimos ocho años por el electo presidente, quejándose del poco poder del presidente para tomar decisiones, aunque de hacerlo atente contra leyes vigentes. Sus promesas de masivas deportaciones, de persecución a sus rivales y percibidos enemigos, su postura negativa ante la realidad del cambio climatológico, su promesa de acabar con el llamado "Obamacare” (la Ley de Salud y Cuidados a bajo costo), son posturas que producen una incertidumbre como no había ocurrido antes nacionalmente, esta vez además con claras repercusiones internacionales.
Cumplo con admitir que mi pronóstico a favor de Harris falló, aunque la sigo creyendo mucho mejor candidata que el ganador. Lamento profundamente la victoria de alguien a quien considero incapaz de asumir de manera efectiva las enormes responsabilidades que conlleva el cargo de presidente. Espero que las estructuras administrativas vigentes y las leyes que las habilitan puedan evitar los excesos que todo indica se producirán cuando sean nombrados radicales de la derecha y aplicados sus planes y programas, algo que desde hace años se viene mencionado en los corrillos políticos de lo que una vez fue el partido republicano. Ese colectivo político, con este resultado, acaba oficialmente de terminar su existencia. De ahora en adelante lo que impera es el “Trumpismo” y con eso, la época de mayor peligro para las democracias del mundo.
Rubén Blades
6 de Noviembre, 2024.
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