RUBÉN BLADES BOSQUES

Mi padre, Rubén Blades Bosques, se acaba de mudar "al otro barrio".

Preferí esperar unos días antes de comentar sobre su fallecimiento por varias razones. Una, para poder asimilar mejor la noticia, pues a pesar de tratarse del deceso de una persona con 99 años, no dejó de sorprenderme su ocurrencia.

Otras razones fueron entender la razón oficial de su fallecimiento y proceder a cumplir con sus deseos para despedirlo de acuerdo a lo que me expreso en vida.

Consideré que un anuncio inmediato de mi parte hubiese concentrado la atención popular sobre el hijo y no en el padre. Otros criterios prevalecieron y la noticia fue difundida.

Brindo mi agradecimiento y el de Luba a todos los que nos han enviado sus pésames.

Luego de consultar con los doctores puedo informarles que "Skipper" murió a causa de una súbita infección pulmonar, una neumonía que también lesionó su sistema cardiovascular y renal. De rápida evolución, fue un proceso agudo, pero sin dolor, que resultó en el paro cardíaco que lo ha hecho descansar, luego de una productiva vida de 99 años.

Como el realizar una síntesis efectiva de semejante trayectoria me resulta imposible, me limitaré a comentarios específicos, entre ellos, explicar el por qué, desde muy niño, en vez de papá lo llamé, "Skipper".

En el Panamá en que nací, el aparato de aire acondicionado era un lujo al que familias como la nuestra no tenían acceso. Afortunadamente, existía un remedio para que el sector popular pudiese disfrutar de alivio en los días de calor infernal. A un lado de la plaza Amador, muy cerca de nuestro hogar ubicado en la calle 13 Oeste, y avenida A, un cine llamado “Edison”, estaba equipado con el aparato de aire acondicionado más poderoso de todo el Hemisferio Occidental.

Por 10 o 15 centavos una familia podía asilarse en esa Siberia en el trópico donde los niños no pagaban la entrada.

Una tarde, habíamos ido a ver una película titulada, "The High and the Mighty", basada en un drama a bordo de un avión comercial de pasajeros. En una escena de la película el héroe, interpretado por John Wayne, aparece y yo oigo que lo llaman "Skipper". Pregunté a mi papá que quería decir esa palabra y me respondió: "Capitán".

Desde los cinco años consideré adecuado llamar a mi papá “ SKIPPER” pues él representaba a mis ojos el más grande héroe posible. No recuerdo las reacciones de mi mamá, Anoland, y de mi abuela, Emma. Aunque imagino que no les causó gracia el que yo le endilgara un apodo a mi progenitor, mi padre nunca censuró la ocurrencia. Con el tiempo, mis amigos también lo empezaron a llamar "Skipper" y hasta el reciente fin de sus días el apodo mantuvo su vigencia.

Rubén Blades Bosques fue una persona compleja, de fortalezas memorables y debilidades difíciles de tolerar, como la "chinguia" (el juego de apuestas), vicio que causó no pocas discusiones y problemas serios en nuestra casa. Hoy prefiero comentar y agradecer lo que aprendí a través de su ejemplo y de su palabra, lecciones que me han servido de guía para procurar vivir de manera correcta, a pesar de mis defectos, malas mañas y errores.

"Skipper" me enseñó a nunca apropiarme de lo que no me pertenece. A no basar mi felicidad en la infelicidad de otros. A nunca alardear de un éxito. De él aprendí que la humildad es el orgullo en reposo, el no esperar reconocimientos por la tarea bien hecha y a no opinar sin comprender de qué hablo. Igual que mi madre Anoland, mi padre me aconsejo a socorrer sin ostentación, a respetar a quien respeto merece y a defender a la razón contra la maldad y la estupidez de otros.

"Skipper" nunca terminó la escuela primaria y tampoco su hermano de madre, el poeta, diplomático y polemista Roque Javier Laurenza; ambos fueron educados en su casa, por su madre, Emma. Poseedor de una inteligencia natural, acompañada por una excelente capacidad para el deporte, "Skipper" se crió primero en Colón y después en el populoso barrio de Santa Ana de la ciudad capital. Se destacó primero como jugador de béisbol y después optó por el baloncesto, donde rápidamente se consolidó como uno de los mejores defensas de la selección nacional. Esta capacidad deportiva tan especial fue la responsable por el ingreso de "Skipper" al único trabajo que desempeñó profesionalmente a lo largo de su existencia: detective. La explicación del cómo y el por qué "Skipper" fue investigador toda su vida es una de esas extraordinarias e insólitas historias que solo producen nuestras subdesarrolladas sociedades.

Pero tendrán que esperar a que se publique mi libro para conocerla. Allí narro y explico como esa ocupación terminó produciendo la salida de Panamá de toda mi familia en 1973, y la mía en 1974 y, como ese hecho influyó en mi inicio profesional en la música en la ciudad de New York.

"Skipper" fue un bongosero reconocido en su tiempo, y Anoland, una aplaudida cantante y pianista en su época. Ambos llegaron a conocer y disfrutar del triunfo artístico de sus hijos, (mi hermana Melanie también demostró talento para la música). Aunque Anoland fue mejor cantante y artista que yo, por criarnos sacrificó su carrera y me consuela pensar que entendió que sus talentos fueron responsables en gran medida por nuestros éxitos, los de mi hermano Roberto y yo.

A través de los años disfruté mucho llevando a mi padre a los ensayos con la Orquesta de Roberto Delgado, a mis presentaciones musicales, a los "sets' de mis películas, a cenas y almuerzos con amigos entrañables. Mi asistente y amigo por más de veinte años, Irvin Vega, semanalmente lo llevaba a visitar a sus queridos caballos, su mayor diversión luego que los sitios que frecuentaba fueran cerrando y los amigos con los que por décadas había compartido vivencias fuesen a su vez mudándose al "otro barrio'.

Al llegar su final, "Skipper" falleció en el mismo cuarto donde murió Anoland, hecho que me resulta pura poesía. No sufrió y tuvo el cuidado de los doctores Roberto Cedeño, Guillermo Rodríguez y Walter Valverde, que lo atendieron hasta el final.
¡Gracias, gracias y gracias Señores!

A mi hermano Roy Blades, que vivía con "Skipper", mi admiración y abrazo por su continua presencia. Igual, a Yahaira Sánchez, asistente doméstica que por años ayudó y cuido a mi padre, a ella brindo mi eterno agradecimiento.

A pesar de que mi padre fue claro en expresarme que no deseaba las usuales despedidas en este tipo de casos, ha sido tan grande la cantidad de llamadas y escritos solicitando una oportunidad para expresarle afecto que me parece necesario separar una fecha para satisfacer ese popular propósito. Como "Skipper' nos decía que él tenía dos cumpleaños "a causa de un error clerical" (5 de febrero y 5 de septiembre) escogí la fecha más cercana, donde hubiese cumplido los 100 años; el 5 de Febrero del 2024. Le haremos una misa en el Santuario Nacional, Dios mediante, para luego proceder a que sus cenizas formalmente ingresen a la cripta donde ya se encuentran depositadas las de su esposa Anoland y las de su madre Emma. Y repito: desde el alma agradecemos todas las manifestaciones de apoyo y solidaridad recibidas.

Gracias "Skipper”, de parte de todos nosotros, la familia, tus amigos y los que te conocieron y fueron beneficiados por tu desprendimiento, tu lealtad, tu apego a la verdad, y tu sentido del honor. Voy a extrañar tu sinceridad, tu capacidad de analizar, interpretar y explicar temas complejos de forma objetiva, sin adornos, ni evasiones. Aunque nos dejaste las herramientas, me hará falta tu consejo y la sagacidad de tus observaciones y comentarios, tu sentido del humor y tu archivo de anécdotas y experiencias reflejando al Panamá que existió una vez y que va haciéndose cada vez más desconocido.

¡Nunca te olvidaré, "Capitán"!

Guardo todas tus enseñanzas y ejemplos y te aseguro que las continuaré aplicando y honrando, mientras me dure la vida.

Rubencito
Panamá,
29 de noviembre, 2023

 

A continuación, para “Skipper”, esta canción, una de sus favoritas , “Tiempos”, del disco homónimo, de 1999.

Anterior
Anterior

Apuntes desde la Esquina, 3 de diciembre de 2023.

Siguiente
Siguiente

“Skipper”