Contradicción y Estupidez
Encontrar opiniones públicas o publicadas que en nada se ajustan a los hechos es algo común,
especialmente cierto para el que lee los comentarios que se vierten a través de las redes sociales.
Allí se utiliza la opinión como un arma con la cual agredir y esparcir el veneno producto de sus complejos, envidias y rabias, todo bajo la impunidad cobarde del anonimato.
Pero también encontramos a los que hablan continuamente estupideces, asumen su autoría públicamente, y continúan vertiendo nuevas imbecilidades, aunque estas contradigan lo anteriormente expresado.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por ejemplo, durante su pasada campaña política atacó de manera consistente a la Republica Popular China, acusándola entre otras cosas de:
a) Inventar la mentira del cambio climático para beneficiarse económicamente.
b) Producir el déficit fiscal de los Estados Unidos, manipulando su moneda, el yuan o renminbi, para reducir su valor y hacer que las exportaciones chinas resulten más atractivas a nivel internacional.
c) La acuso de "violar" (rape fue la palabra que uso Trump) el interés nacional y comercial de los Estados Unidos.
d) Una y otra vez señaló a la China como un lugar sin libertad, sin respeto a la comunidad internacional.
¿Y qué país ha ido a visitar con extraordinaria pompa y publicidad el ahora presidente Trump? ¡A China Comunista!
¿Aprovechó la visita para denunciarla por su invasión al Tíbet, por la imposición de la dictadura allí, por defenestrar a su líder, el Dalai Lama?
¿La acusó por no permitir libertades políticas? ¿La condenó por la ausencia de libertad de expresión o por ser comunista?
¿Repitió su acusación que por culpa de la China existe el déficit comercial norteamericano y que habían creado la mentira del calentamiento global para su beneficio económico?.
No, por el contrario, dijo que no culpaba a China por el déficit existente sino a los pasados gobiernos de Estados Unidos, por que estos se habían dejado aprovechar por los chinos.
Agradeció al dirigente Xi Jinping por la "gran química", desarrollada entre ellos en este viaje, incluso llamándolo "un hombre especial".
Dada la estatura de su estupidez, imagino que debíamos de agradecer que Trump no lo denominase, "un chino especial".
¿Y porqué comento hoy sobre este viaje?
Precisamente, mientras el Sr. Trump visita y halaga al hombre fuerte de un país comunista, donde no existe libertad de prensa, ni partidos políticos, donde no se acepta la disidencia, simultáneamente Estados Unidos anuncia el re-establecimiento de medidas contra Cuba, por ser comunista, por no permitir libertad de prensa, ni partidos políticos, ni aceptar la disidencia.
El viaje de Trump demuestra, nuevamente, el carácter fariseo que asume frecuentemente la política exterior norteamericana.
Y aunque la contradicción que exhiben los hechos sea totalmente evidente, no faltarán estúpidos que la justifiquen, ignoren, o defiendan.
Rubén Blades
9 de noviembre, 2017